Ya es de dominio público que los proveedores de servicios de Internet rastrean los hábitos en línea de sus clientes y dejan constancia de sus pasos en el mundo virtual.
Esto se hace con distintos fines, como vender los datos de las personas a empresas de publicidad para obtener beneficios, averiguar si un determinado usuario ha superado sus límites de ancho de banda, si ha estado descargando y compartiendo contenidos protegidos por derechos de autor o ilegales, etc.
Pero, ¿qué métodos se utilizan para conseguirlo? ¿Qué hay detrás de sus mágicas habilidades para tener a la vista a todos los clientes y, sobre todo, qué se puede hacer para evitarlo?
Técnicas y trucos
Una de las técnicas más utilizadas por un ISP para controlar a sus clientes es RADIUS (Remote Authentication Dial-In User Service).
En una explicación muy resumida, se trata de un protocolo de red que proporciona autenticación centralizada y permite a las empresas gestionar, en este caso, todos los accesos a sus redes internas, protocolos inalámbricos y servicios de correo electrónico integrados.
En una escala mayor, tipo ISP, esto pone a estas entidades en control de Internet, ya que incorporan módems, puntos de acceso, DSL (líneas de abonado digital), y más.
Sin embargo, RADIUS no permite a los ISP controlar los datos en tiempo real. En su lugar, el software está configurado para proporcionar informes de consumo de datos después de un cierto tiempo – cada hora más o menos – y después de que una sesión se termine.
Sin embargo, éste es sólo uno de los muchos métodos que permiten a los ISP rastrear tu tráfico. Dado que la tecnología está en permanente evolución, muchos otros ya utilizan diferentes técnicas para realizar mediciones en tiempo real, lo que permite estrangular una conexión cada vez que el usuario realiza un streaming o cualquier otra actividad que implique grandes cantidades de ancho de banda, entre otras cosas.
Estas técnicas permiten a los proveedores de servicios de Internet saber qué sitios web se visitan, durante cuánto tiempo se permanece en ellos y muchos otros detalles que ayudan a construir un perfil de consumidor por el que las empresas de publicidad están dispuestas a pagar un buen dinero.
Cómo evitar el rastreo de datos
La mejor manera de evitar todos estos trucos es poner tus datos bajo una encriptación fiable, y el modo más cómodo y fácil de hacerlo es comprando una VPN.
Estas herramientas hacen que todas las conexiones se establezcan con un cifrado de grado militar y, como también se basan en los mejores protocolos del sector, la pérdida de velocidad se minimiza al máximo.
Además, las VPN pueden dar a los usuarios direcciones IP de otros países, lo que les permite engañar a los sitios web con restricciones geográficas sin que los ISP lo sepan.
De hecho, aunque los ISP saben que estás usando una VPN, sólo pueden ver tu tráfico hasta el momento en que empiezas a usarla, momento en el que los datos se vuelven fuertemente encriptados e imposibles de descifrar sin la clave.